Pablo Lira apreciando desde el Faro Holandés en el Archipiélago El Gran Roque
Los Roques - Venezuela
Saludos innovadores!!
Luego de un buen rato de leer textos, papers de alto nivel, artículos de opinión de `personas cuyos aportes han sido valiosos para la comprensión y entendimiento sobre la crisis, valores y utilidades de la ciencia y la tecnología, les comento que me encuentro aun viendo lo que queda de la copa; es decir, las oportunidades en un contexto de acciones contradictorias, dialógicas en un marco de preeminencia hacia lo político.
Ya nos decía el profesor Varsavsky (2006), la ciencia mundial es ideológica..” cada tipo de sociedad requiere de un estilo de ciencia propio, diferente por su contenido, sus problemas prioritarios, sus métodos de investigación y sus criterios prácticos de verdad, tanto como por las características sociológicas del grupo de los investigadores” (p. 1)
Desde ya, esta óptica la ciencia se enmarca desde un foco de autonomía científica como país. Es decir, un proyecto propio desde una política científica, dirigida a una autonomía científica y tecnológica. Lo político como previo al desarrollo científico. Esta opción, en la República Bolivariana de Venezuela, fue adoptada y concretada en las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación para el período 2007-2013: El Modelo Productivo Socialista, entre cuyos objetivos se encuentra:
1.0. Rediseñar y estructurar el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI).
Los objetivos señalados para este rediseño y estructuración son:
1.1. Fortalecer centros de investigación y desarrollo en las regiones.
1.2. Apoyar y fortalecer la prosecución de carreras científicas y postgrados y garantizar el mejoramiento de los docentes.
1.3. Apoyar la conformación de las redes científicas nacionales, regionales e internacionales privilegiando las prioridades del país.
1.4. Generar vínculos entre los investigadores universitarios y las unidades de investigación de las empresas productivas.
1.5. Identificar los retornos de los resultados de las investigaciones, a través de indicadores que consideren el impacto en la solución de problemas.
1.6. Crear y aplicar contenidos programáticos para el uso de tecnologías de información y comunicación.
2.0. Incrementar la cultura científica.
2.1. Programar y aplicar incentivos hacia las propuestas innovadoras de los grupos excluidos.
2.2. Crear seguridad social y estímulo para los jóvenes que se dediquen a la investigación.
2.3. Crear sistemas de evaluación, certificación, promoción y divulgación de los hallazgos e innovaciones.
2.4. Potenciar redes de conocimiento y de capacitación para el trabajo en todos los niveles educativos.
2.5. Identificar y utilizar las fortalezas del talento humano nacional.
2.6. Crear plataformas tecnológicas para el acceso del ciudadano común.
3.0. Mejorar el apoyo institucional para la ciencia, la tecnología y la innovación.
3.1. Simplificar los trámites para la obtención de patentes y reducir costos.
3.2. Vincular las potencialidades humanas con las necesidades nacionales y regionales.
3.3. Garantizar la distribución generalizada de tecnología de la información y la comunicación en todo el territorio nacional.
3.4. Divulgar y adoptar las normas de calidad internacional que permitan ofrecer propuestas competitivas.
3.5. Actualizar el banco de patentes y modernización de los sistemas de información.
3.6. Divulgar los resultados de los esfuerzos de innovación para lograr visibilidad, impacto y estímulo.
Hilando fino, como dicen por aquí (analizando lo anterior con profundidad), uno pudiera hasta decir: Un gran reto como país y considerar la alineación política y de coordinación de acciones desde el Estado dirigidos a materializar los objetivos señalados solamente para la ciencia y tecnología (CYT). No obstante, debe considerarse el tiempo y el momento para la consolidación política e ideológica para la estabilización y arranque de las propuestas. Sin embargo, desde la postura del autor Echeverría (2003), la concepción de la CYT adoptada en que considera la ciencia más allá de la búsqueda de valores de la verdad, la objetividad, sino más bien, políticos, sociales y de prestigio mundial como país dirigido a la independencia o autonomía científica.
Ahora bien, uno se encuentra que aparte de toda la resistencia (si uno lo ve por ese lado) o de ponerse a tono con la fortaleza de la superación y competitividad con las fuerzas, instituciones y empresas de ciencia y tecnología de escala global; así como los países del hemisferio norte, entonces, el trabajo interno de construcción de fortalezas o capacidades en lo social, intelectual, la excelencia, cultural, son clave para que desde lo endógeno se instile esa cultura científica; así como de aquellos valores y competencias en el talento humano deberá ser sinérgico y alineado como el rayo laser para ir logrando escalar niveles progresivos de autonomía en CYT.
Uno de las áreas de fortalecimiento para trabajarlas y potenciarlas hace referencia al desarrollo y consolidación de las redes de conocimiento científico, redes de innovación socio-productiva como esquemas articulados y vinculados entre los distintos actores del quehacer económico, académico y productivo.
Cuando decía de los aspectos contradictorios hago referencia por ejemplo, a las opiniones de personas clave que indican la desestimación y desmontaje de programas como la Misión Ciencia, o el Instituto de Altos Estudios Estratégicos. Por otro lado, analizando los planteamientos del autor Miró (2001) uno se encuentra con argumentos que nos llama a reflexión; por ejemplo, el modo de ser económico del venezolano, su cultura económica y laboral, muchas de nuestras conductas nos llevan a vivir el día y no complicarse mucho la vida, a no superarnos, a conformarnos con poco. Ello se ha visto que se traslada al trabajo. Quiero dejar una sola de las conductas que este autor nos describe como los enemigos de la quinta república y yo digo, de todas las repúblicas. Si quieren ahondar más, el libro “Los Enemigos de la Quinta República”. Venezuela.
Ello me lleva a la importancia de la inculcación de valores que refuercen una cultura científica que de fuerza y coherencia a esa capacidad de acción que sostiene el autor Amartya Sen, Premio Nobel de Economía (1999). En ello, estoy de acuerdo con el autor Echeverría (2003) en su libro “La revolución tecno-científica”, quien propuso a la distinción de doce (12) subsistemas de valores relevantes para el análisis axiológico de la práctica tecno-científica: valores básicos, epistémicos, tecnológicos, económicos, militares, políticos, jurídicos, sociales, ecológicos, religiosos, estéticos y morales.
En nuestra próxima entrega, se presentan algunos retos de investigación que me he planteado como tópico de investigación, basado en un enfoque de investigación – acción para comprender, diseñar e instrumentar soluciones que contribuyan a generar resultados de las redes de innovación socio-productivas.
Bibliografía consultada:
- Ávalos I., Bifano C., García L. Pirela A. (2004). Ciencia y uso del conocimiento en Venezuela. Caracas: Edit. Fundación Polar.
- Arvaitis, R. (1996). La relación incierta. Ciencia aplicada y desarrollo en Venezuela. Caracas: Fondo Editorial FINTEC.
- Echeverría, J. La revolución tecnocientífica. España: FCE
- Castells, M. (2006). La era de la información. Volumen. 1: La sociedad red. México. Edit. Siglo XXI.
- Lander, E. “Universidad y producción de conocimiento: Reflexiones sobre la colonialidad del saber en América Latina”. En Sánchez I., Sosa R., (2004). América Latina: Los desafíos del pensamiento crítico. México: Edit. Siglo XXI.
- Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013. Caracas: Ediciones del Ministerio Popular para la Comunicación y la información.
- Miró, J. (2001). Los enemigos de la quinta República. Caracas: Edic. Jaime Miró.
- Varsavsky, O. (2006). Hacia una política científica nacional. Caracas: Edit. Monte Ávila y el FONACIT.